Qué es la fisioterapia neurológica

Es un factor muy importante para la salud la elección adecuada de un calzado en este período de desarrollo tan importante. En el artículo de hoy te detallaremos cada punto a tener en cuenta para que sepas cómo elegir un zapato infantil adecuado.

La importancia de respetar la fisiología, biomecánica y lógica del cuerpo humano.

  • Los pies en crecimiento de los más pequeños de la familia requieren especial atención. La misión del calzado para niño/as que todavía no caminan es únicamente el abrigo, no la sujeción.
  • Para los que ya caminan es indispensable, también, permitir el movimiento de las articulaciones del pie.

Se deben respetar la fisiología, la biomecánica y en definitiva la lógica del cuerpo humano, sobre todo cuando no existen deformidades ni patologías que puedan obligar al uso de otro tipo de calzado correctivo.

No dudes al comprar un tipo de calzado. ¿Cuál es «el mejor»?

Muchos padres dudan a la hora de comprar calzado a sus hijos, incluso antes de que el niño comience a gatear, queriendo comprar “lo mejor”. Pero en muchísimas ocasiones lo que nos venden como “lo mejor” suele ser un armazón duro, incómodo y muy alejado de lo que debería ser un calzado sano para esos pies que están creciendo y formándose.

En los últimos años ha existido una corriente entre algunos profesionales que defienden la necesidad de un zapato infantil fuerte, en el que el pie vaya “bien sujeto”, tanto el tobillo como la planta y los dedos. Siguiendo esa teoría los fabricantes de calzado han creado un prototipo de zapatito-bota terrible, que prácticamente inmoviliza todas las articulaciones del pie e impide al niño utilizar correctamente su musculatura y su fisiología en desarrollo.

En la mayoría de los casos, y sobre todo en ausencia de patología o deformidad alguna, la misión del calzado es proteger y abrigar al pie, y no aprisionarlo impidiéndole estímulos tanto internos (del propio movimiento, equilibrio, postura, propiocepción ) como externos (contacto de la planta del pie con el suelo).

3 puntos a tener en cuenta para el calzado ideal.

  • El tobillo.

Si es un zapato alto, llega a impedir el movimiento natural del tobillo (articulación tibio-peroneo-astragalina). Al caminar debemos tener libre dicha articulación. En el caso de niños pequeños que todavía gatean, o que unos ratos gatean y otros ya se empiezan a poner de pie y caminar, también es importante dejar libre el juego del tobillo ya que su posición varía mucho según vayan a cuatro patas o de pie. Con un calzado que fije el tobillo dificultaremos su forma natural de desplazarse (reptar, gatear, e ir poniéndose de pie y empezar a andar poco a poco).

Por tanto, el zapato debe llegar hasta debajo de los maleolos (los huesos laterales del tobillo) o si es una bota, debe ser lo suficientemente flexible como para permitir el movimiento completo de la articulación del tobillo.

  • La suela.

Si es rígida, no permitirá que haya movimiento en la parte anterior del pie (articulación de los dedos, metatarsofalángica). Si nos fijamos en cualquier persona cuando camina descalza, el pie no se mueve en bloque. Los dedos colaboran con su movimiento de flexión y extensión durante la marcha, por lo que es absurdo eliminar su función. En caso de ser gruesa y rígida el niño se pierde toda una serie de estímulos y sensaciones que debe percibir del suelo (por ejemplo las irregularidades) y que le ayudarán a desarrollar sus reflejos, destreza y equilibrio.

Sabiendo lo anterior, deducimos que es imprescindible dejar que la zona anterior del pie se mueva con libertad mediante una suela flexible.

  • Las plantillas.

En muchas ocasiones intenta con su forma mantener la bóveda del pie (arco interno plantar) como para evitar el pie plano. Ya existen en el pie estructuras (músculo-tendinosas y ligamentos) encargadas de formar y mantener la bóveda plantar. Todos los niños antes de empezar a andar tienen un pie plano fisiológico normal. Es más adelante con la puesta en pie y la marcha cuando se empieza a formar la bóveda plantar, gracias a la acción muscular (tibial anterior, flexor corto plantar, aductor del primer dedo). Si ya la bóveda es mantenida artificialmente por el calzado, estaremos inhibiendo la acción de esas fibras músculo-tendinosas cuya misión es sostener el arco del pie.

La recomendación ideal con respecto a las plantillas, para elegir un zapato infantil adecuado, es que deben ser planas y flexibles.

Conclusiones. Cómo elegir un zapato infantil adecuado.

  1. El zapato debe dejar libre la articulación del tobillo (subir y bajar el pie).
  2. El zapato debe ser flexible. Debemos poder doblar la parte de delante de la suela fácilmente hacia arriba con la mano.
  3. El tamaño del zapato debe ser lo bastante ancho y largo. Debe permitir el movimiento de los dedos y que éstos no lleguen a tocar por delante el final del zapato por dentro.
  4. Los materiales deben ser lo más naturales posible para que permitan la transpiración de los pies: piel, cuero, algodón (lona), etc.
  5. El modelo más adecuado es un zapato que se adapte bien al pie, es decir con cordones o velcro en el empeine. Las chanclas, zuecos, manoletinas no son recomendables, entre otras cosas porque la percepción de que el zapato se sale a cada paso obliga a los dedos a un trabajo extra de “agarre” innecesario, dando lugar a una serie de efectos de los que ya hablamos en otro artículo.

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Centro de Fisioterapia, Podología & Salud

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